PARADÓJICO
Actualizado: 28 may 2021
El maldito perro no paraba
de follarme la pierna.
Me encantan los perros,
pero aquel cabrón
ya me estaba cansando.
Su dueña,
totalmente desnuda,
quería follarme.
Yo,
totalmente desnudo,
quería follar con ella.
El perro,
también desnudo,
quería follarse mi pierna.
Encierra al puto perro,
joder, le grité.
Ella se reía.
No puedo hacerlo,
si lo encierro
arañaría la puerta
y me la destrozaría,
me contestó.
Al final, terminamos
los tres en el sofá,
tapados con una
gran manta,
bebiendo vino
y viendo una película.
Aquella noche
fue la vez que más cerca
estuvimos de ser pareja,
y, paradójicamente,
no fue mérito
de ninguno de los dos.